El avance vertiginoso de las tecnologías y la necesidad de una transformación digital de las empresas son verdades absolutas que ya nadie discute. Todos somos conscientes de que nos jugamos mucho en la digitalización de nuestras empresas, pero el tránsito no está resultando sencillo.
Llevar a cabo la digitalización de nuestras organizaciones con garantías de éxito exige estrategia, el destino a alcanzar; tecnologías, los vehículos que nos facilitan el camino; y personas, quienes utilizan las tecnologías para conducirnos a donde nos hayamos fijado.
Este último pilar es el que más debiera preocuparnos, porque son las personas la llave del éxito de la digitalización de las compañías y, por tanto, del desarrollo y crecimiento de nuestro tejido productivo. Contar con equipos preparados para esta nueva era nos permitirá no perder el tren que ya se ha puesto en marcha y que no va a esperar a nadie. Si nos falta determinación para echar a correr y subirnos al último vagón, perderemos la capacidad de generar riqueza, empleo y bienestar futuro para Navarra.
El reto de la capacitación digital es similar al que en su momento significó la alfabetización para consolidar de la II Revolución Industrial. No hubiera sido posible afrontar aquella transformación con trabajadores incapaces de leer y escribir.
Lamentablemente, hay demasiados analfabetos digitales en nuestra tierra. Así lo atestiguan los resultados del ‘II Estudio de evaluación de competencias digitales de la población activa de Navarra’ presentado recientemente. Dicha investigación, realizada por Fundación Industrial Navarra y el Colegio de Ingenieros Industriales de Navarra, en el marco del programa InnovaSocial de Fundación Caja Navarra y Fundación La Caixa, arroja datos muy preocupantes. El 58,2 % de los 640 profesionales encuestados reconocen un nivel de capacitación “bajo o muy bajo” en competencias digitales básicas. Un retrato que nos coloca a 22 puntos de distancia de los objetivos planteados por Europa para 2030.
Si comparamos las conclusiones de este trabajo de campo con respecto a su predecesor en 2021, la capacitación apenas ha mejorado en cuatro décimas ya que se ha pasado de una puntuación media de 5,2 a los actuales (e insuficientes) 5,6. Esa velocidad es desesperadamente lenta si no queremos quedarnos rezagados. Las regiones más avanzadas del continente, como Suecia, Finlandia u Holanda, están ya cerca de los objetivos que marca la Unión Europea. Además, son países que evolucionan a gran velocidad, lo que significa que, además de quedarnos lejos, la brecha digital se agranda.
No estamos hablando de un hecho marginal que afecte solo a un colectivo. Estamos ante un problema general de nuestra sociedad que va a repercutir directamente en nuestro desarrollo económico, digital y social como región. Si no lo entendemos así, estamos completamente en fuera de juego y nos espera un futuro incierto.
Ahora bien, este estudio no tiene como objetivo fustigarnos, ni buscar culpables. Eso no nos ayudará, ni prestará servicio alguno a la que debe ser nuestra prioridad: alfabetizar digitalmente a la sociedad navarra. Ese logro es el que nos permitirá dar el salto hasta situarnos entre las regiones más vanguardistas del continente. Nuestro reducido tamaño nos lastra en ocasiones, pero también nos ofrece la ventaja de la flexibilidad y capacidad de adaptación.
El reto de la capacitación digital es similar al que en su momento significó la alfabetización para consolidar de la II Revolución Industrial.
Elena Alemán, Fundación Industrial Navarra
El informe es, en ese sentido, una llamada de atención que puede transformarse en una oportunidad. Porque identifica los principales retos sobre los que actuar rápida y masivamente para que los resultados comiencen a notarse.
Una vez asumida la situación actual, los objetivos a alcanzar y el plazo en el que debemos llegar (2030), solo nos resta compartir una estrategia de calado y ejecutarla. Tenemos un diagnóstico muy concreto, herramientas potentes, programas de capacitación digital, un sistema de evaluación que permite una mejora continua y mucho talento en nuestro tejido productivo. Todo esto es garantía de éxito si sabemos cómo jugar la partida.
Es hora de ponernos manos a la obra: Gobierno de Navarra, instituciones, empresas, centros educativos, empleados… Desde Fundación Industrial Navarra tendemos la mano al resto de agentes para afrontar esa estrategia común que no admite demoras.
¡Pongámonos a ello! No hay tiempo que perder.
Elena Alemán Álvarez
Directora de Fundación Industrial Navarra